Emanuel, de chico común a príncipe
Emanuel
Expaciente oncológico.
Fundación Natalí Dafne Flexer. (Argentina)
A la edad de 14 años cursaba segundo año de mi colegio secundario. No me gustaba estudiar y ahora tampoco pero es necesario si quiero trabajar de algo que me guste y no implique hacer esfuerzo físico. ¿Pensás que soy un vago? Puede ser porqué un poco lo soy. Le pedí a Dios unas vacaciones de dos semanas porque, aunque no lo creas, me estaba estresando de tantas materias que tenía y encima tenía unas notas académicas no tan buenas. Creo que como un chico común.
¿Cómo se detectó?
Un día común y corriente mi alergista María Inés Grillo llamó a mi casa y nos dijo que un análisis de sangre rutinario había salido mal. Fuimos con mi madre al hospital a repetir el análisis y salió de nuevo mal. Me hicieron una punción lumbar y otra vez mal. El significado de “mal” era: algo tenés en la sangre y no debe ser bueno si se las pruebas se tienen que repetir varias veces.
¿Qué tengo?
Una doctora llamó a mi mama a solas y le dijo mi diagnóstico. Mi mamá escuchó y lloró por un momento. Entonces, la doctora me llamó a mí y me dijo: vas a faltar a la escuela por un tiempo.
¿Qué? ¿Cuánto tiempo?
Unos meses, me respondió. Dentro mío decía: ¡Es genial! ¡Esto que me ocurre son las vacaciones que le pedí a Dios por 2 semanas! A propósito, pensá lo que le pedís a Dios… A veces se lo toma muy en serio, siempre tiene un plan para todos.
Pero… ¿Qué tengo?
- Eeeehh… Tenés… Leucemia.
- Bueno, dije. (Lo tomé con serenidad) ¿Se puede curar esto? (Yo pensaba que era como una gripe. De hecho, nunca me di cuenta de que era la Leucemia. Sólo por ignorancia, no pregunté, ni tampoco me informé. Sólo tenía en cuenta que debía pasar ese momento, que iba a ser un lugar transitorio. No sospeché en ningún momento antes ni en el tratamiento de que podía haber muerto. Ojo, no se alarmen, lo digo porque es la realidad, pero Dios puede cambiar la realidad de un chico para enseñarle a vivir los minutos).
Me dijo que sí, que se podía curar… Me explicó el tratamiento. Pero me quede atónito con lo de faltar a la escuela con justificación.
De chico común a príncipe.
Inmediatamente después de decirme que lo que tenía se curaba, vino un enfermero y me llevó en una silla de ruedas. Me internaron en una habitación sólo para mí. Tenía televisión con cable y cuatro comidas diarias. Y doctoras muy lindas. ¡Era un príncipe! ¡Que más quería!
Cada vez que veo esa cicatriz me acuerdo de lo que viví y por unos segundos reflexiono en el valor que tiene mi vida.
Emanuel y Don Catéter, dos amigos inseparables.
Sólo pasaron dos semanas de mi tratamiento y me pusieron el catéter ya que mis venas no resistían más. Fue la solución a que ya no ardiera la quimio.
Lo más feo es que no hice deportes ni nada mientras lo tuve. No me metí a ninguna pileta y tomé todos los cuidados que debía tener. Sólo porque no quería caerme y morirme desangrado por dentro (jajaja qué obsesionado, creer que me podía llegar a morir por un golpe. Consulte siempre a su médico).
En ese tiempo hice mi lista de lo que haría cuando me sacasen el catéter.
Aclaro: No estoy loco, todavía no hago ninguna. Si querés lograr algo tenés que esforzarte y trabajar duro. Tal vez ya sea tiempo de pagar ese precio. La lista incluía:
- Saltar del techo de mi casa. Es un PH. Y mide 6 metros.
- Hacer o bailar break-dance (siempre me copo esos saltos)
- Estilo libre con Bicicleta. (Saltos con la bicicleta)
Y tengo que inventar más porque Don Catéter ya no vive más en mi cuerpo. Ya no somos más amigos aunque lo tengo por ahí, ya que se lo pedí al cirujano.
Me quedó una cicatriz re-fea (cuando vaya a la pileta voy a alardear con las chicas y decirles la verdad, que me pelee con una banda de ladrones o algo así…). Cada vez que veo esa cicatriz me acuerdo de lo que viví y por unos segundos reflexiono en el valor que tiene mi vida.
Sin defensas
Como estaba neutropénico (no tenía defensas) cada vez que salía, y no era muy seguido, llevaba puesto mi barbijo. Me encantaba ir al hospital y asustar a los nenitos chiquitos. (Me pregunto qué pensaban, tal vez un monstruo, dirían). Muy gracioso si NO sos el nene con un trauma psicológico por ver a un chico-barbijo.
Me perdí todos los cumpleaños de quince de mi curso y encima tenía un montón de amigos y amigas. No es que tenía, es que ya estamos en la universidad y no nos juntamos como antes. Así que invítenme a su cumpleaños.
Vive tu vida siendo feliz y haciendo feliz a las demás personas; mirando la necesidad y practicando la solución.
El final de la historia de un chico común, muy especial
Bueno, después de todo esto que pasé en el periodo de la enfermad, ya logré pasar una etapa de mi vida. Tuve una experiencia que no se aprende con palabras y valió la pena vivirlo aunque haya llorado.
Mi papá falleció en el 2008, tenía cáncer de pulmón y en el hígado (era alcohólico y fumaba). Él estuvo acompañándome en el tratamiento junto con mi madre, quien fue la que siempre estuvo al lado mío. Miles de anécdotas graciosas viví con los dos. La familia juega un rol importante. Es tiempo de reconciliación, de valorar lo que tenés y dejarte de preocupar por lo que te falta. Se puede salir.
Ya sé. Soy muy especial ¿No? Pero también soy un chico común.
Gracias Fundación Flexer
Te puedo decir que vivas tu vida siendo feliz y haciendo feliz a las demás personas. Mirando la necesidad y practicando la solución.
Creo que los integrantes de la fundación hacen esto con cada niño que asiste a ella.
Es su filosofía de vida.